A los siete años mis padres decidieron cortarme el pelo como lo que hoy conocemos como “
corte pixie”. Para mis compañeros de clase y para mí era un corte “de chico”, y por más que en casa me decían que estaba muy guapa, en el cole no gustó demasiado.
Tuve un trauma por el pelo hasta que volvió a crecer (a esas edades, todo te supone un trauma), y me prometí no volver a cortármelo. Mi larga melena se convertiría en mi sello de identidad.
Cuando cumplí catorce, el peluquero
Alberto Cerdán buscaba chicas para su nueva campaña de peluquería, y así fue como conocí al que hoy sigue siendo mi peluquero y amigo, y como conseguí mi primer trabajo.
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Hace 10 años. Imagen de la peluquería Albert Cerdán ¡Uy! que seria, chica... |
Recuerdo aquel día como si fuera hoy. El trajín de movimiento en la peluquería, los nervios, y las chicas escondidas en el baño retocándose compulsivamente el eye-liner. Yo tuve la suerte de que me acompañara mi tía Rosi. Fue ella la encargada de maquillarme y apaciguar mis nervios.
Era la primera vez que me ponía delante de un fotógrafo profesional. De las siete chicas, yo era la más pequeña, tanto es así, que