Nube, Dolores y yo

Nube y yo compartimos muchas cosas:

Con 18 años, ambas nos mudamos a Madrid, aterrizando como por arte de magia no sólo en el mismo barrio, sino en la misma calle. Cada una acompañada por su bulldog francés. Incluso, cambiando nuestros nombres de niña.

Ahora, Nube ya no se llama Nube. Se llama Dolores.

Al igual que yo, que en el instituto me acostumbré a la sonoridad de mi nombre compuesto, Sara Ainoa, al llegar a Madrid mi nombre mutó a Sara Sálamo, adquiriendo el apellido de mi madre como principal  y  quedándome así sin herencia paterna.  Al tercer o cuarto día de aterrizar en la ciudad, dediqué la mañana a explorar el barrio para conocerlo. Recorrí la calle de mi casa (por ese entonces), y a unos doscientos metros me tropecé con ella: Dolores Promesas

Tienda Dolores Promesas. Calle Desengaño, Madrid.

Aún recuerdo la primera vez que entré en la tienda. Ya el nombre me llamó la atención.

¿Qué pretendía prometerme Dolores? Su escaparate daba una imagen delicada, pero con carisma. Tula, una perrita de la misma raza que mi “señor Coco”, era su logotipo. Y disponía de una línea de camisetas con mensajes positivos y feministas con los que me sentía muy identificada. 

Un par de años más tarde, cuando el trabajo comenzaba a dar algo de fruto, y se hacía asidua la ida y venida de eventos y presentaciones, conocí a
las dueñas de The Gallery Room. Un gabinete de prensa y comunicación que gestiona diferentes marcas y viste a actores y actrices para ocasiones especiales. 

La directiva  de The gallery Room se compone de tres mujeres de armas tomar. Primero conocí a Tamara, una murciana con mucho encanto, guapa y risueña... Me trató a cuerpo de reina desde el primer minuto. (Hoy en día somos amigas. Es de esas personas a la que quieres conservar siempre). Y no mucho más tarde, tuve el placer de conocer a Alicia y Miryam. Dos mujeres con una distinción envidiable. 

Quizás estaréis pensando que se me ha ido un poco el tema de las manos, pero ¡NO...!
Aquí es dónde viene el giro de guión: (redoble de tambores, por favor...) ¡Ellas son Dolores Promesas!

Durante 8 años han guardado este gran secreto. Tanto Alicia como Myriam se ocultaron bajo ese altar-ego virtual, llamado Nube, con el que me siento tan identificada. Son empresarias sofisticadas de día, y artistas de noche. Vamos, como Súper-Womans de la moda. Diseñadoras de una marca con un gran espíritu feminista, de colores vivos y texturas elegantes.

Y desde luego, para mi, una de las cosas más importantes de la moda, es sentirte una misma. Sentirte segura. Mimetizarte con la prenda. Así es como Dolores Promesas no es sólo una de mis marcas favoritas, sino una de las más recurrentes cuando tengo un estreno o un día especial.

Vestido Dolores Promesas.

Gafas Good-Bye Rita.

Señor Coco y servidora visitando Dolores Promesas. 
Calle Desengaño. Madrid.

Bolso Cara Buho de Le Pandorine.

Otro dato importante es que, como veis, en todas las tiendas de Dolores Promesas, nuestros amigos perros SON BIENVENIDOS. Así que podemos pasar una maravillosa mañana de compras acompañados por nuestros canes.

Bueno, con éste último sorbo de café me despido. Que este último me lo he tomado con hielo para soportar los calores de esta semanita.

Como ya sabéis disfruto compartiendo impresiones y charlando cada semana, así que me encantaría que me contarais cuales son vuestras firmas favoritas, y con qué prendas os sentís más a gusto.

Vestido de Dolores Promesas 
para el estreno de la película "Kiki"

¡Y no te olvides tras dejar tu comentario llevarte "Las llaves de casa" para vernos el próximo viernes! Y pedirte que compartas en tus redes para que seamos más en cada café. Será más estimulante.